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En esta consulta nos esforzamos para crear una relación psiquiatra - paciente basada en un acuerdo de tratamiento determinado y personalizado. Nos consideramos facilitadores del cambio, en el cual se promueve que el paciente sea el experto en su vida y que el psiquiatra sea el experto en ayudar a cambiar lo que al paciente le molesta o le hace sufrir. Este punto de vista hace que nuestros pacientes se vuelvan artífices de su propia salud y bienestar.
Consideramos los psicofármacos como una forma más de facilitar ese cambio, pero no la única. Los psicofármacos son indispensables en enfermedades como la Esquizofrenia o el Trastorno Bipolar, es más, no prescribirlo va en contra de la recuperación. Sin embargo, no concebimos el fármaco como la única solución, sino como un medio para llegar un fin, alcanzar la salud mental, poder integrarse en actividades educativas, laborales, familiares, sociales, en la medida de lo posible, buscando siempre el mayor grado de bienestar.
La principal herramienta en las sesiones de psiquiatría es el diálogo, la escucha interesada por el problema o la dificultad, y la comprensión. Rechazamos los planteamientos de una psiquiatría en la cual el paciente llega a una farmacia a obtener un fármaco y si no lo toma, peor para él. Creemos en una psiquiatría no impositiva donde el paciente también es responsable de su tratamiento.
El psiquiatra es un médico que ha sido formado para la evaluación de la persona desde un punto de vista emocional, conductual y desde el curso y contenido del pensamiento, con el fin de diagnosticar o descartar la presencia de un trastorno mental y luego tratarlo en consecuencia. Un psiquiatra general a sido formado para atender y resolver una gran cantidad de variopintas situaciones. Es por eso que también hay subespecialidades o ramas dentro de la psiquiatría.
Entre estas subespecialidades está la Psiquiatría Biológica, una rama que ha avanzado enormemente en los últimos 10 años. En relación a la terapéutica, la psiquiatría biológica se sirve de los psicofármacos para tratar los síntomas que la enfermedad mental produce y que la persona recobre el máximo nivel de salud y funcionamiento individual, social, familiar y laboral.
Diagnóstico, tratamiento y prevención de problemas de salud mental en la población entre 18 y 65 años.
Atiende a niños y jóvenes hasta los 18 años.
Atención en salud mental al anciano, en edad de jubilación o encima de esta.
Enlaza la psiquiatría con otras especialidades. Trata también a los problemas de salud mental que nacen del contexto de una enfermedad no psiquiátrica.
Atiende problemas de salud mental que necesitan una intervención rápida y urgente como por ejemplo el suicidio, una psicosis aguda o un ataque de pánico.
Estudia y atiende a los síntomas causados por una enfermedad neurológicas.
Detección, prevención y tratamiento temprano de los trastornos mentales en la población general.
Estudia los fármacos para tratar problemas en la salud mental.
Ocupa los aspectos legales de los problemas de salud mental.
Entiende y trata la enfermedad desde la concepción del individuo y la cultura a la que pertenece.
Comparativo de las enfermedades en las diferentes regiones del planeta.
Estudia a la persona integrando el entendimiento de los problemas de salud mental.
Estudia los síntomas presentes en los problemas de salud mental.
La psicoterapia es el uso de una conversación en la cual el terapeuta introduce técnicas para que el paciente pueda lograr los cambios que desea. No se trata de hablar por hablar. Y decimos esto porque cuando se va al psicólogo, ya se ha hablado de lo que le preocupa con sus amigos, familia u otra persona de confianza y no se ha resuelto el problema.
En la psicoterapia, el psicoterapeuta es experto en técnicas para lograr el cambio y el paciente es considerado el experto en su vida y autor de su curación. Al igual que en el campo de la psiquiatría, estamos en contra de una psicoterapia impositiva. En lugar de ello, estamos a favor de una psicoterapia colaborativa, flexible, enfocada en el problema y en la búsqueda de soluciones.
Esta creencia es totalmente falsa, ir al psiquiatra o al psicólogo significa buscar atención cuando un problema de salud mental causa angustia y se desea resolver.
En torno al 10% de las consulta en salud mental se deben a un trastorno psicótico, la gran mayoría son personas que sufren otros problemas ya sea en su ánimo, en su estado de ansiedad, en preocupaciones constantes que no le permiten vivir su vida plenamente, en problemas asociados a su vida laboral, familiar y su desenvolvimiento social.
Ir al psiquiatra o al psicólogo cuando las molestias están empezando disminuye la probabilidad que su problema se cronifique.
No es lo mismo atender un episodio de depresión cuando este está apareciendo por primera vez, que cuando llevamos años sufriendo esta enfermedad y alrededor de nosotros se ha formado toda una pauta de comportamientos mal adaptativos, problemas laborares, dificultades familiares que complican la enfermedad en si misma.
FALSO.
El motivo por el cual se acude al psiquiatra o al psicólogo es porque un individuo, conscientemente, se entera que algo le preocupa y le genera cierto tipo de angustia. Ese "darse cuenta" de la situación implica tener una conciencia de si mismo.
En la gran mayoría de ocasiones, lo comentado en el parrafo anterior, no implica tener un problema de salud mental. Significa estar pasando por una situación que se ha vuelto insostenible y está generando precupación y angustia.
Esta diferenciación es incorrecta. Tanto el psiquiatra como el psicólogo están capacitados para atender una enfermedad grave o leve desde su formación académica y experiencia.
Usar medicación tampoco implica que el problema sea más grave. La medicación es una manera más con que se cuenta para resolver los problemas.
La verdad es que la mayoría de problemas de salud mental sí pueden curarse, y son pocas las que necesitan tratamientos prolongados y de por vida. Entre estas útlimas, se destaca la esquizofrenia, una enfermedad muy grave que produce pérdida de contacto con la realidad, delirios y alucinaciones, el Trastorno Bipolar, que produce períodos de euforia y de depresión alternativamente, y el Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Estos tres trastornos necesitan desafortunadamente tratamiento por muchos años o toda la vida. Sin embargo, existen muchos que con un adecuado tratamiento mejoran significativamente y no es necesario su seguimiento a largo plazo.