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La ludopatía y sus mentiras ¿Te has creído alguna de ellas?

A pesar de que muchos de nosotros conocemos familias ahogadas por el problema de la ludopatía, hasta hace muy poco tiempo no era considerado un problema de adicción por la psiquiatría y la psicología clásicas. Antes de la aparición del DSM-5 (El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su 5ta edición) era considerado un problema de control de impulsos. Por esta razón, no existen programas desde la sanidad pública para su tratamiento, y la mayor parte de esto era atendido por asociaciones o federaciones. El hecho de que ahora se considere un problema de adicción puede arrastrar partidas presupuestarias para su tratamiento.

Ahora podemos decir que se trata de una adicción sin sustancias. Al ponerle este nombre se pone a la par de cualquier otra adicción como el alcohol y las drogas. Sin embargo, debo decir que desde que me desempeño como psiquiatra siempre me ha parecido una adicción, y de las adicciones más devastadoras para una persona y no digamos ya para una familia.

Comencemos por el principio ¿Qué es la ludopatía?

La ludopatía es un problema por el cual la persona:

  1. Permanece constantemente preocupada por las apuestas, por ejemplo, planificar continuamente cómo ganar más dinero con las apuestas.
  2. Siente la necesidad de apostar sumas de dinero cada vez más altas para lograr la misma emoción.
  3. Intenta controlar, reducir o detener las apuestas, sin éxito.
  4. Se siente inquieto o irritable al intentar reducir las apuestas.
  5. Apuesta para escapar de los problemas o aliviar los sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad o depresión.
  6. Intenta recuperar el dinero perdido con más apuestas (recuperación de las pérdidas).
  7. Miente a los miembros de la familia o a otras personas para ocultar la magnitud de las apuestas.
  8. Pone en peligro o pierde relaciones importantes, un trabajo u oportunidades académicas o laborales debido a las apuestas.
  9. Recurre al robo o al fraude para recuperar el dinero de las apuestas.

Muchas personas son conscientes de estar atrapadas por la ludopatía, otros están en un estado tal, que no terminan de concienciarse de que es un problema y se debe hacer algo.

¿Pero por qué el juego llega a ser más fuerte que la voluntad de una persona? ¿Por qué no se consigue escapar a pesar de ser consciente de su problema?

Responder a esto nos lleva a plantearnos dos aspectos; comenzaremos por el aspecto social.

En primer lugar, los medios de comunicación nunca nos van a advertir con seriedad sobre los problemas del juego. La razón es muy sencilla: todos los medios de comunicación reciben patrocinio de casas de apuestas. ¿Os suenan todos los comerciales de Bet365, William Hill, Bwin, 888 Casino, o de Codere, la flamante casa de apuestas del Real Madrid?

El dinero que dan a los medios hace que no veamos en ellos debates y programas que adviertan de los peligros de la ludopatía y que generen un impacto social.

En segundo lugar, cada vez es más fácil acceder a las apuestas mediante las aplicaciones en móviles y otros dispositivos (número de jugadores online sigue creciendo por encima del 15% anual). La normalización de esta conducta en la sociedad: desde las “inofensivas” máquinas tragaperras en los bares pasando por las “inocentes” aplicaciones de juego dentro de Facebook, hasta el acondicionamiento de casas de apuestas en todas las ciudades españolas, que nos llegan a recordar a cualquier bar donde ir “solo” a tomarse una copa.

Estas son algunas de las aplicaciones gratuitas de Facebook que incitan a los usuarios a iniciarse en el peligroso juego de las apuestas.

Nuestras autoridades han querido “apaciguar” el problema agregando a los anuncios comerciales la muletilla de advertencia “Juega con responsabilidad”, esto es una frase difícil de cumplir. Un testimonio de un jugador de azar rehabilitado decía “Por no jugar un día de forma responsable, ahora soy responsable y no juego”. Cada año aumentan las apuestas en un 4% y los casinos en un 15% según información de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ). La DGOJ quiere que los anuncios televisivos se pasen en horas de la madrugada, pero no así el juego público como la lotería del estado o la ONCE.

Aumento de las apuestas en España en 2019 respecto a 2018.

La segunda respuesta a la pregunta es porque el juego atrapa a la persona con mentiras que son creídas como verdades. Veamos algunas de estas mentiras o falacias:

  1. No tengo un problema con el juego: Cualquiera que niegue rotundamente tener un problema con el juego, a pesar de la evidencia de lo contrario, está bien encaminado hacia la adicción al juego o ya la tiene. Cuando alguien está inmerso en el juego, su comportamiento se vuelve constante y predecible. Harán y dirán cualquier cosa para alcanzar su objetivo principal: el juego. Los adictos al juego, incluso después de pérdidas desastrosas y deterioro de las relaciones familiares y personales, mantendrán firmemente que no tienen un problema con el juego.

  1. Puedo parar cuando quiera: Enfrentarse a un ludópata compulsivo y mostrarle los hechos indiscutibles que indican que el juego se ha convertido en un comportamiento adictivo, generará este tipo de mentiras comunes en los ludópatas. El jugador no puede admitir ante ti que hay un problema y afirmará con vehemencia que detenerse es posible. Para probarlo, el jugador compulsivo puede incluso mantenerse alejado del casino o de las apuestas durante un corto período de tiempo. Pero en poco tiempo el ludópata estará de vuelta en eso, simplemente no puede resistir la tentación.

  1. Que yo juegue no hace daño a nadie: la mayoría de los ludópatas creen – algunos incluso sinceramente – que la adicción al juego no hace daño a nadie, ni siquiera a ellos mismos. Piensan eso porque no se percibe una degeneración física importante como ocurre con el alcohol o las drogas. Sin embargo, el juego compulsivo es como cualquier adicción y se considera una enfermedad y un trastorno familiar. Las consecuencias de que un familiar sea ludópata afectan a todos los miembros de la familia. Muchos ludópatas pierden su dinero, su trabajo, sus relaciones personales y la familia se desintegra. Por tanto, que no afecte el juego como otras drogas es una de las mentiras comunes de los ludópatas.

  1. Tengo el juego bajo control: si el ludópata se hace cargo de las facturas y otras responsabilidades financieras en el hogar, puede creerse esta mentira con más facilidad. Pero nada más lejos de la realidad, es al contrario, el juego tiene bajo control al ludópata.

  1. Por una vez no pasa nada: esa frase se repite una y otra vez. La verdad es que si pasa. Todos los intentos de alejarse del juego terminan con una frase de este tipo, cayendo una y otra vez.

 

El juego puede llevar a la perdida de TODO, este todo es literal y no una metáfora o hipérbole. Se pierde la confianza de los demás, el cariño, el amor en una pareja, un trabajo, amigos, posesiones, y se puede perder hasta la dignidad.

Cuestionario ludopatía

A continuación, les dejamos un breve cuestionario cuyos datos son totalmente anónimos y sólo queremos que sirva como ayuda para tratar de identificar si la persona que lo realiza tiene un problema con el juego o no.

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